André Baptista
Miembro Suplente, Brasil
La mayor alegría de mi vida es mi pequeña hija, Gabriella. La familia siempre ha sido muy importante para mí. Con diez años asumí muchas responsabilidades para apoyar a mi familia. Cuando tenía trece años mis padres se divorciaron y tuve que dedicarme más a mi familia. Reiki es también un asunto familiar. Mi madre era Maestra de Reiki y fue ella quien me inició en primer y segundo grado. He conocido Reiki durante veintiocho de mis treintaisiete años en este planeta.
Cuando mi madre estudió Reiki a mí no me interesaba saber mucho de qué iba. Yo era el típico adolescente, ¡estaba más interesado en chicas y en deporte! Un día me quemé gravemente la mano con agua hirviendo, el dolor era intenso. Mi madre me dijo: “Dame tu mano para que la trate”. Tras treinta minutos de Reiki, ya no sentí dolor. Al finalizar el tratamiento, no hubo marca. Ese día reconocí a mi madre como sanadora y comencé a sentir curiosidad por Reiki.
En 1997 me marchaba de viaje a Reino Unido por seis meses. Mi madre me dijo, “siéntate, necesito iniciarte en primer grado de Reiki antes de que te marches.” Y yo accedí. Inmediatamente sentí una profunda conexión con la energía, ¡era enorme! ¡De repente fui consciente de que tenía la oportunidad de ser sanador! Cuando volví a Brasil, a casa, quise ser iniciado en segundo grado.
Mi madre falleció en 2004. Durante unos años me sentí desconectado de mi práctica de Reiki. En 2011 mi esposa sufrió trombosis en su pierna izquierda y fue hospitalizada durante doce días. Durante este tiempo le di Reiki y confié en que le iba a curar, y así pasó; ¡fue un milagro! El milagro me convenció de que Reiki es la parte más importante de mi vida y decidí encaminarme a la maestría.
“Yo creo que mi misión en el planeta es la de sanarlo para que mi hija viva en un ambiente mejor. Reiki Home es el vehículo a través del cual alcanzar ese objetivo. Reiki Home reúne todo para sanar el planeta.” ~ Andre Baptista, Brasil